En algún momento tenía que volver la obsesión por retratar los momentos con palabras, el problema es que la oralidad se come mi escritura, y cuanto más intento retener en mi memoria los párrafos que mi cerebro construye durante las noches, en las mañanas todo se ha borrado. Ya no me frustro, como dijo Neruda hace muchísimo tiempo, Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
He pensado mucho en esa que era yo hace un par de meses. Tal vez todavía me enamora su capacidad de destruir sin remordimientos, de abrir el cuerpo para abrazar el viento. Esa que era, era Malena...
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