sábado, 26 de junio de 2010

Un aire Un aire Un aire!

Decía el maestro Rojas que Un aire Un aire Un aire... El aliento como adicción orgánica, también se vierte en necesidades supra-orgánicas, metafísicas.
Ayer compré un libro de páginas en blanco, y mientras observaba el caos social producido por un extraño evento futbolístico, me ha venido una culposa conciencia del aire que respiro; va y viene el pecho consumiéndose la vida a cada exhalación, pero la conciencia -me dije mientras olía las páginas del librillo y desestimaba su aroma a nuevo- produce un cese de máquinas. Describo ahora -es lo poco que puedo hacer:  el cuerpo deja de recibir oxígeno y se calma el coito del cuerpo con este otro cuerpo atmosférico que envuelve a todos los seres... los sentidos se agudizan. La realidad entra violentamente sin el mordisco de la comprensión. La inhalación no aparece, la realidad -sin el mordisco de la comprensión- se hace mordisco, la inhalación no aparece, me acuerdo de algunas cosas indefinibles como peces y bonsáis y manillas de puerta, los segundos pasan, la inhalación no viene, me empujan.
Abro la pequeña oquedad de mi boca. El paso de muñeca de carne a ser de carne duró apenas unos segundos.

De pronto necesito asolarme, manchar la calma de mí, contrariar los procesos que anuncian como indispensables.

Tengo frío, el libro sin letras espera que vomite de mis dedos su alimento, voy allá.

4 comentarios:

  1. Independiente de mi condición, de mi reeducación neuropsicológica, de mi reinsersión a la interacción social, hay una semilla que observo dentro...y que pugna, siempre, por abarcar todo el espacio interior.

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  2. Al final todo parece como si estuviera en la matriz de algo... la ubicacion del un todo y siempre algo es el centro de otra cosa, esa sensacion de autoridad y de sobresalir, todo quiere tomar partido donde pertenece... mmm no se, pero creo que estoy equivocada, peor bueno, me gusta tu texto... a pesar que mi comentario es un bodrio

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