martes, 11 de octubre de 2016

Transmutación.

Mamá, ¿la abeja pincha o muerde? Pincha, mijita, ¿Y la araña? Muerde.

Ingresar en la sustancia; atravesar la forma, expulsar. 
La sabiduría natural de la muerte entrega al insecto la posibilidad (deliciosa) de ultrajar la carne e indagar el lugar exacto donde el tanathos debe inocularse. Ella recuerda. Yo recuerdo. Recordamos. Somos el mismo cuerpo y dos espíritus en pugna, divididos en centenares de moléculas unidas por el azar.

La espiga, ante el viento, se troncha; la tela de araña vibra con el rocío de la mañana. 

Cuando respiro, el aire penetra una cantidad azarosa de poros; el polvo cae sobre mí y forma patrones que cambian de acuerdo al movimiento pendular de mi cuerpo en el proceso inevitable de transición: me vierto en el paño sucio, en el palo de la escoba; mishuesosmishuesosmishuesos...es madera o es hueso es madera es madera es hueso  Dios mío se arruga el paño y la piel es un nudo ciego de hilos como arterias enfermas porque ni es madera ni es hueso soy yo somos Dios en fin despiadada muerte...un tranvía con retorno aleatorio.

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