domingo, 29 de agosto de 2010

Madrugada

Es de madrugada, hace más o menos una hora que perdí lo que me quedaba de intelecto. Y pienso, no voy a mandar a toda la humanidad a freír huevos... Me figuro que nadie tiene la culpa de estos pasajes tan aburridos de la pequeña narración de mi existencia. A nadie le interesará que a esta pobre mortal le duelen los ojos, y las manos están hinchadas de tanto teclear en el pc, y que a esta hora se me hacen los objetos extraños, y que la fonética acústica es para hincharle las gónadas a cualquiera...En fin, queriendo desmitificar mi propia imagen, trato de hablar sencillo, de no tropezarme con mi letra arisca, ni tener que trepar por las frases malogradas.

A esta hora de la madrugada, sólo quisiera dormir con la conciencia tranquila.

jueves, 19 de agosto de 2010

Historias personales...

La historia como ciencia de registro idealmente formal (y objetivo) de aquello que ha acontecido, que intenta dar una continuidad y un sentido a las acciones humanas...La historia en mí  (y en algunos como Donoso) se reinventa desde las manos.
Y es que se puede jugar a los dados con la existencia y no vivir la omnipotencia de los dioses (necesariamente). Porque lo lúdico como todo aquello que puede ser, como la conciencia del azar, de la posibilidad cuántica concentrada en la multiplicidad de las letras abre las puertas de la disgregación y de la espora. De tal forma, la historia se desviste y aparece Friné -el relato desnudo-.

Se turba la gallada, enceguece el striptease a los espectadores borrachos de realidad.

Sólo entonces, la línea cronológica de los eventos que se conjugan para que se conciba un fenómeno determinado se corta, se cruza por microeventos y protoeventos, por la vivencia pequeña. Puedo ver a la perfección las pequeñas cabriolas inconscientes desde la arruga en la servilleta a una conversación manchada de café teniendo a Bajtin en la boca.

Sí, las realidades se penetran y la otredad pareciera ser un juego de entrar y salir de la sexual oquedad de la memoria íntima.

domingo, 1 de agosto de 2010

Trompe l'oeil

Anaïs Nin nunca se preguntó si quererlo todo aportaba con una cuota de bondad o maldad al mundo que la rodeaba. Era una perla sin ojos, o con los ojos volcados hacia la propia noción de su belleza. Necesitaba de sí misma, y en la medida que arrasaba consigo en voraces dentelladas, arrojaba la vista furiosamente hacia otro, lo devoraba, y nadie hubiera osado detener aquel acto colmado de sangre y poesía.
Anaïs Nin amaba de acuerdo al tamaño de su espejo. Cualquier reflejo que circulara como atavío a su carne era absorbido, y la realidad sólo se reducía a un ornamento, a una habitación decorada con trompe l'oeil.

Donoso sabía de estas cosas, por ello he dejado de leerlo y he comenzado a comprenderlo, lo mismo con la adorable Anaïs.

Me acerco a la verdad a través de otros, porque no soy capaz de ser cuchillo... Tengo fiebre, creo que he visto demasiado cine francés.