Antes me daba miedo no morir, ahora simplemente me toma el terror por desaparecer de esto que configuro como realidad. Y me viene el vómito. Una especie de rescate desde dentro que me dice Ey tú, estás aquí todavía, te duele, te molesta, la garganta se inflama, la respiración disminuye, las pulsaciones aumentan. No eres más que un atado de órganos, pero soy, soy un atado de órganos, un bonito ramillete de virtudes y vicios congestionado estomacalmente... Una parrillada cruda.
Pero soy, y eso me deja tranquila, pues en tanto que soy otro también será en la eventualidad de los sucesos futuros.