viernes, 3 de marzo de 2017

Falda de cuerina III

Ya habían pasado cuatro días. Cuatro putos días. No salía ni a comprar pan, con eso te digo todo. Con la China nos batimos a fideos de la despensa hasta que quedó puro orégano,  pero no fuimos capaces de salir.
Me duele todo, amiga, tengo que saber comprarme una cerveza, sino se me va a reventar el hígado...
China culiá. Me puse los lentes de Audrey Hepburn, la Nicole tenía una obsesión con la Audrey y quería robármelos porque, según ella, Las probabilidades de encontrarme con un director de cine español son más altas en mi caso que en el tuyo, pos Negra, si a mí me llevan siempre pa'llá pa'rriba, a todo esto, ayer...
La China empezó a hincharse como sapo, abrí la puerta y una bocanada de aire tibio me rompió los pulmones y el recuerdo que estaba comenzando en mi cabeza. Sentí la tele prendida y vi cómo la China contemplaba porno,  ensimismada.

Negra, tení razón. No te puedes masturbar con esto. Es demasiado real.

...De tan tonta a veces la China es inteligente.