lunes, 12 de septiembre de 2011

A esto que está dentro...

Me cago en la cruz que forma tu ropa, tu cuerpo jamás visto, arropando el silencio de tu piel (siempre) paradojalmente azul en mis sueños.
Te he soñado desde que tengo memoria, individuogenéricopalpitante: Así, toda la humanidad disuelta en tu pelo, así, así... reconozco uno de tus fragmentos en un recorte, en un par de letras que pasaron por la retina gracias al robo matutino de información desde el hombro de uno que sí compró el diario, así, sí, sí, así, así mismo, así como en el salto que eternamente estoy dando por la ventana y que jamás ocurre, en la sombra que este hecho proyecta, sí, sí, sí, sí, así, en los ojos de una niña, en el aroma de todos los hombres que han estado entre mis piernas, en la mente de Nabokov, claro está. Y un poco en Kafka. No menciono a De Sade, pero sí a Bataille, porque todo es erotismo en no saberte nunca.
Por eso. Porque me amo demasiado, me despojo de ti y vestiré a otros con tu tristeza y tu pijama, me cago en la cruz que forma tu nombre, la cruz del cruce de piernas de tus padres cuando no te gestaron, la cruz, el crossing over...
Así que ya sabrás qué hacerle a esto que está dentro, pues resides tú allí también.

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