De pronto es demasiado sencillo acudir al afán totalizador y creer que las respuestas se encuentran extremadamente organizadas en otro lado...asumir que la verdad (esta vez con minúscula) es una entidad inextricable, pero que existe en algún sitio el libro que lo contiene todo, o la boca capaz de enunciar realidades completas. Como si (el/los) dios(es) fuera(n) un(os) putos enciclopedista(s) del siglo de las luces, ja.
(Creo que "alguien" nos está metiendo ni tan metafóricamente una piña por el #$@°...y yo abuso de los paréntesis...)
Esta introducción poco academicista es para llegar a algo que me parece bello.
La subjetividad tiñe este tipo de conceptos, y a pesar de que la mente me engaña y me baja la voracidad por recurrir a textos y autores (Hume, por ejemplo, ya lo dije), me niego. La mujer que aparecerá, cual cordero entregado en el ara del MoMA, se verá arrobada por el amor, por La Verdad (esta vez con mayúscula) que se le ha escondido durante 20 años o más en el cuerpo de un hombre.