Mañana se ha vuelto hoy y tus palabras han remecido mi íntima naturaleza de humano abandonado.
Los sabios acuden a mí mostrando astrolabios, artefactos de guerra, papiros sagrados, constelaciones y fantasmagorías que sólo anuncian la fatalidad de la especie, adorada. El sentido se pierde, tú sabes, en mis habitaciones, que son mi cárcel, que son mi paraíso, que son mi carne y el infortunio de tenerlo todo, adorada, me desgarra. Sólo tu río de palabras calma mi sed.
Habla.
Habla siempre,
cántame,
rómpeme los oídos,
que todo otro instinto que no sea abrir mis oídos a ti desaparezca
que toda otra respuesta no exista sino entre tus piernas
en la miel que corre de tu sexo
mujer mía
mía
mujer
narradora
tu saliva tu letra tu hombro
rómpeme los oídos
cántame,
campo de girasoles
cántame
háblame siempre.
Ámame.
campo de girasoles cántame... amé esa imagen.
ResponderEliminarY yo quisiera que a algún brevas se le ocurriera escribirme algo así, como para no caer de nuevo en el triste suplicio de escribírmelo.
ResponderEliminaryo he llegado a darme cuenta que mis grandes amantes son mis manos, que complices con mi cerebro han producido las palabras que quiero leer, y el cariño que deseo recibir. :P
ResponderEliminarPero me pregunto qué se sentirá que alguien te escriba algo así de intenso. Creo que nunca lo sabré.
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