jueves, 26 de octubre de 2017
martes, 12 de septiembre de 2017
Falda de cuerina IV
El problema con la Nicole es que encontrarse con ella era encontrarse consigo mismo; cada vez que llegaba un cliente a verla salía transfigurado de ese ano, para bien o para mal: Una vez vi a un tipo salir del auto llorando suavecito mientras le abría la puerta y salió ella con cara de haber perdido en el Ludo (a la culiá le gustaba el Ludo y las Damas Chinas y me tenía sendas tardes jugando, cuando el calor hacía que ni las moscas zumbaran)...Qué pasó, huachita, no tenía plata? Negra, no es eso...me dijo que tocó a Dios. Ay, Nicole, pero estos huevones dicen siempre lo mismo. No, Negra, si parece que es verdad, porque apenas me penetró empezó a hablar en lenguas.
Me reí hasta que la mandíbula me dolió, igual que esa vez con el haitiano, pero la Nicole se quedó mirando la pared -ausente-, me dijo:
Cuando eyaculó sentí que el universo era capaz de perdonarse a sí mismo.
Nunca supe bien qué responderle.
domingo, 20 de agosto de 2017
Crisis.
Tamara exige con voz en cuello, en medio del carnaval, que la fiesta acabe de una buena vez.
lunes, 19 de junio de 2017
lunes, 3 de abril de 2017
viernes, 3 de marzo de 2017
Falda de cuerina III
Ya habían pasado cuatro días. Cuatro putos días. No salía ni a comprar pan, con eso te digo todo. Con la China nos batimos a fideos de la despensa hasta que quedó puro orégano, pero no fuimos capaces de salir.
Me duele todo, amiga, tengo que saber comprarme una cerveza, sino se me va a reventar el hígado...
China culiá. Me puse los lentes de Audrey Hepburn, la Nicole tenía una obsesión con la Audrey y quería robármelos porque, según ella, Las probabilidades de encontrarme con un director de cine español son más altas en mi caso que en el tuyo, pos Negra, si a mí me llevan siempre pa'llá pa'rriba, a todo esto, ayer...
La China empezó a hincharse como sapo, abrí la puerta y una bocanada de aire tibio me rompió los pulmones y el recuerdo que estaba comenzando en mi cabeza. Sentí la tele prendida y vi cómo la China contemplaba porno, ensimismada.
Negra, tení razón. No te puedes masturbar con esto. Es demasiado real.
...De tan tonta a veces la China es inteligente.
domingo, 29 de enero de 2017
Cuaresma.
La casa estaba anegada de soledad. Pancracio caminaba como un sonámbulo, o como un gigantesco pulpo malvestido, pateando muebles agonizantes por el exceso de ausencias.
Sus ojos apenas visualizaban el horizonte; la soledad era tan espesa que se hacía dificultoso proseguir, aun por los pasillos más amplios. En algunos lugares, le llegaba a ras de cuello y podía respirar un poco mejor, liberando sus pulmones del resuello fantasmal que acompañaba la inundación.
Apoyó su brazo izquierdo en el barandal de la escalera. Sentía un dolor intenso, ancestral, mitocondrial, que le iba calando las articulaciones en una ebullición de aguas rojas, como un quebrar de cuellos.
Desde el segundo piso caía soledad a borbotones, Hay que ir, se dijo a sí mismo, hay que ir. Se aferró como pudo a la madera del barandal y luchó contra la corriente, se atragantó a soledades atascadas a otras, encadenadas a un silencio insoportable, interrumpido por sus bocanadas desesperadas, hasta que sucumbió en el doceavo escalón.
Cayó.
Cayó.
Descendió violentamente al infierno del primer piso, infestado de soledades putrefactas y quedó flotando en ellas como un escombro, Margarita, dónde estás, Margarita.
lunes, 16 de enero de 2017
La huida.
Ah, lobo. Cómo te entiendo ahora.
A veces, simplemente, ya no eres para el amor; en otras, se te escapa de las manos y hay que huir, todas las veces huir.
Todas las que se pueda.
Hay seres demasiado bellos, inmerecidos, y uno olisca el regalo con desconfianza, saboreando el futuro en la garganta, pero el miedo, la cola entre las piernas, el bosque sin certezas, lobo, ¿por qué duele tanto transitar? Porque duele, me susurras, duele tanto...