jueves, 27 de mayo de 2010

Naturaleza blanca y controles remotos on canvas.


 Salvador Dalí, Crepuscular old man (1917-18)


Ahora, tranquila. Sin espacios vacíos obsesos por ser llenados de palabras. Cada una sale justa, con su propia sustancia a medio abrir. Sin prisas, sin ideas tratando de ser espesadas hasta el absurdo. Cada palabra sale de su casa, cierra la puerta y no consigo generar conexiones otras, exceptuando aquellas de dominio público, de gestión comunitaria por el conglomerado de gentes que son y me siguen en esta extraña constelación de personas que viajan a la velocidad que les da la locomoción colectiva.
En un espacio des-centrado me encuentro viajando también. Observo las conductas.
Un hombre ya de cierta edad moviliza su cuerpo por la calle, su piel curtida y sus pantalones sucios me llaman. La naturaleza muerta que se deja incoscientemente en la mesa del comedor. Cinco naranjas, un ají verde asomando su verdad y tres paltas sobre fondo blanco. Para corolar el cuadro, un teléfono inalámbrico y un control remoto en perfecta simetría.
Naturaleza blanca y controles remotos (el celular también controla remotamente, ja) on canvas.

Lo foráneo, la externalidad me llama. Lo interno se repara... Bismillah!







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