martes, 1 de junio de 2010

Entreguerras

Yo no era otra cosa que la primera vez.
Y así como hay muchos inicios de cuento que asemejan finales, yo no era más que una primera vez posesionándose de un individuo, si de identidades se tratara. Las letras de mi nombre se olvidan cada vez:
hay un hombre en este mundo que olvida todo lo que hace cada siete segundos. Él dice que es como estar muerto, yo digo que es una belleza, una metáfora de carne, cada siete segundos una oportunidad de hacerlo todo y borrarse de un solo mordisco la memoria. Porque todo es memoria, afán de registro. La primera vez que el ser humano fue a la Luna, la primera vez que el europeo tocó tierras extranjeras, la primera vez que se dijo una palabra, la primera vez que se encendió una vela, la primera vez que me caí, la primera vez que.

Es el primer día del mes, es la primera vez que escribo (en este día) para mí. Pocas personas hablan para mí en este lapso de entreguerras. Vienen preguntas que no sé cómo contestar.

Sí, que venga otra y me lo diga.

2 comentarios:

  1. lo bonito de lo complicado. esa eterna pieza oscura con una luz en el velador...
    q risa, ya no puedo hablar normal... lo q hace pensar como metafora! jhaja.
    Debo admitir que tiene un toque muy honesto y menos fluido; Muy metaforico y menos confundido...
    Esta bueno.

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  2. El problema de la memoria es que también nos ayuda a recordar nuestra existencia, me refiero al Ser. Somos conciencia en la medida que recordamos hechos que le dan sentido a esa existencia. Es indudable que también exige que nos hagamos cargo de esos actos, eventos, singularidades y en ese juego de dar y quitar salimos dañados pues no podemos inventarnos.
    Creo que en parte el desafío es inventar ese tiempo que no tiene recuerdos…
    Me gustó su texto.

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