Soy Gregorio Samsa. Un paria renacido
a finales del siglo XX para que no se diga que Kafka sólo fue un buen escritor.
Soy Gregorio Samsa, aun cuando mi nombre en realidad sea
otro. Lo digo porque me ha tocado vivir the chilean way, una mierda cuando se trata
de alguien que se ha martillado las neuronas para saber cómo hacer los billetes
necesarios y pagar el arriendo de un departamento en un block que no me gusta:
todos son unos flaites de mierda, pero me lleno la boca con el discurso de
izquierda porque no me queda otra, leo, escribo, me gusta la historia, soy
músico instrumentista. Estudié dos años en el conservatorio de la Chile, no
pude seguir por culpa del maldito sistema capitalista. Ahora sólo sé que mis
manos de insecto se vuelven humanas una vez que toco el instrumento, ni
siquiera cuando toco el cuerpo de una mujer. Las mujeres también me miran raro,
soy un insecto para ellas, son mi espejo, ergo, sufro una metamorfosis atroz y
la realidad se hace pedazos, salgo corriendo por el agujero de una pared y se
queda un cuerpo con una mujer, triste o alegre… no lo sé. Pero ese cuerpo se
queda con mis placeres, mis satisfacciones, con mi vida que se va mientras el
insecto respira tranquilo mirando por la ventana cómo en la cancha venden
completos y pitos al son de la pichanga dominguera.