lunes, 24 de junio de 2013

Viene a mí.

El amor viene a mí, pero su sustancia ha tomado forma dolorosa. Tal vez, tú, lector ficticio, lector ideal y eterno de todas mis letras, te dirás Otra vez con el mismo lío. Pero no. Hoy el amor duele tanto que el cuerpo se cae, las células mueren y la opción de huir no aparece en ninguna de las puertas ofrecidas por el asqueroso animador del pésimo programa de tv en que se ha convertido esta historia. 
No puedo ser más explícita. No me está permitido.
Sólo diré que hace tres semanas casi me separo definitivamente de mi cuerpo por culpa del amor, del des-amor, que viene a mí cabalgando sobre extraños y aterradores animales de circo.

Tú, lector amado, lector ficticio, eterno sabedor de mis letras, pídele a los dioses para que pueda salir de este trance. 
Vale.

1 comentario:

  1. De los malos lectores pueden salir súplicas, e incluso ese Dios puede sospechar menos de ellos por su escasa inteligencia que no temen que les hagan trampa con las palabras.
    El amor es un juego de vida o muerte, o de enfermedades que se terminan tal como dicen los aymara, pero no por ello hay que creerlo... Ningún juego hay que creerlo por completo, la vida no hay que creerla... solo un poco de recelo ante los cuentos me suena como opción...
    :)

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