El silencio me pobló la mente de dones.
Pequeñas sabidurías violáceas, como delicados trazos de sangre empantanados en los capilares que florecen la piel y la hermanan con las granadas.
A veces pongo trozos de fruta en mis piernas y las rompo con el dedo. Chorrea el líquido rojizo de las moras y los arándanos y parecen hematomas. Es un juego. En mi mente crece la idea aliviante de una lengua que limpie un dolor que no existe.
El agua lava la falsa cicatriz y el juego termina. Con todo, algo ha ocurrido y mi interior se revuelve inquieto.
De mis dones, hoy te concedo la posibilidad de ser (falsa) cicatriz...se abre el espacio del juego.
Tu turno.
miércoles, 27 de enero de 2016
(Tú no eres) cicatriz
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario