viernes, 28 de octubre de 2016

Despertar.

Assurbanipal.
Nunca aprendí a leer.
Assurbanipal.
Deletreó saboreando cada grafema, como cuando el Niño Alfonso y la Niña Ester robaban dulces árabes de la mesita de roble, atiborrándose las papilas gustativas de pecado hecho azúcar. 

Una página de diccionario coronaba el basurero y las letras entraron en Pancracio, mordiéndolo desde la página 31: La palabra. La palabra labra. La palabra ladra. La palabra alaba y que abra las alas en un ancho vuelo desde el sagrado árbol pulmonar y sus frutos hacia el cauce implacable de la tráquea. La palabra es tacto, sabor, movimiento contínuo y fallido, recursivo, aplastante, un músculo bailando con las partículas de aire. La palabra es el bastón con que Dios me azota los cristales que Él mismo me proveyó, pero gozo el sufrimiento del ladrido en mis parietales porque primera vez, porque Adán cuelga de mis vértebras y es un despertar azul, así como las blondas de la falda de Ella suspendidas en el aire limpio de la mañana.

(De La Liturgia de las Horas)

domingo, 23 de octubre de 2016

viernes, 21 de octubre de 2016

Andante.

La sobras siempre han sido una obsesión; las atesora para sí con la compulsión de los adictos, ocultándolas entre las ropas plagadas de insectos del jardín. 
Antes de llegar a la cocina, sacudía sus zapatos y una estampida multicolor de diversos organismos huía enloquecida por el cataclismo telúrico de los pies chocando contra las baldosas descoloridas del patio trasero.
La sora Perla ronroneaba canciones ininteligibles, mientras preparaba con destreza salsa de caramelo. Con un ojo batía y con el otro soltaba el mameluco de Pancracio.
Le ayudo con eso, musitó... la destreza de desvestir la llevaba en las yemas de los dedos, De tanto desgranar porotos y alverjas, pensó Pancracio. Sabe usté, susurró, el collar de perlas de mi mamita Juana era de verdad, una le sabe esas cosas, la vieja Gregoria decía que no, y le empeñaba por apenas 20 pesos, pero yo sé, porque lo toqué un día, sobé todas las perlas, Cada círculo perfecto eres tú, cosita, ven, toca la mantequilla, soba la perla, sobemos a la Perlita, sóbate tú, soba a la Perlita con tus perlas, mijita. 
(El pan caliente. Los nudillos secos. Olor a bencina y a sexo)

De la entrepierna de Pancracio cayó un hilito dorado, dos boletas viejas y la sensación de que Perlita era la sobra perfecta que engarzaba una infinita colección de espejos rotos.

(De La Liturgia de las Horas)

martes, 11 de octubre de 2016

Transmutación.

Mamá, ¿la abeja pincha o muerde? Pincha, mijita, ¿Y la araña? Muerde.

Ingresar en la sustancia; atravesar la forma, expulsar. 
La sabiduría natural de la muerte entrega al insecto la posibilidad (deliciosa) de ultrajar la carne e indagar el lugar exacto donde el tanathos debe inocularse. Ella recuerda. Yo recuerdo. Recordamos. Somos el mismo cuerpo y dos espíritus en pugna, divididos en centenares de moléculas unidas por el azar.

La espiga, ante el viento, se troncha; la tela de araña vibra con el rocío de la mañana. 

Cuando respiro, el aire penetra una cantidad azarosa de poros; el polvo cae sobre mí y forma patrones que cambian de acuerdo al movimiento pendular de mi cuerpo en el proceso inevitable de transición: me vierto en el paño sucio, en el palo de la escoba; mishuesosmishuesosmishuesos...es madera o es hueso es madera es madera es hueso  Dios mío se arruga el paño y la piel es un nudo ciego de hilos como arterias enfermas porque ni es madera ni es hueso soy yo somos Dios en fin despiadada muerte...un tranvía con retorno aleatorio.

lunes, 10 de octubre de 2016

Howl's moving castle dystopia.





En una extraña y oscura distopía, el Aullido jamás se une a la Sabiduría.

La encuentra.

La reconoce.

La sabe, pero no es capaz de entender que la monstruosidad no agota el movimiento sabio de la naturaleza, sino que potencia la idea fundamental del caos, centro de ésta.



En esta extraña y oscura distopía, jamás abandonaré el ciclo de las muertes y las vidas en una sola vida, y tú, pequeño, estás condenado a subir la montaña de ti mismo sin lograr otra cosa que vanas magias de reyezuelo absurdo.



A pesar de ello, como dijo el gran Humphrey en 1942, siempre tendremos París.


martes, 4 de octubre de 2016

Cristina Peri Rossi, fundamental y pitia.



Dedicatoria


La literatura nos separó: todo lo que supe de ti
lo aprendí en los libros
y a lo que faltaba,
yo le puse palabras.


"Evohé" 1971