sábado, 9 de junio de 2018

Poema para un niño con el nombre de un dios.



Estás detrás de tu cuerpo, te veo: 
Un enorme sol fascina a un niño,
ambos invaden el paisaje de amarillo. 
La floresta entre sus dedos cobra el mismo color
de las alas de ciertas mariposas,
a quienes tuviste el privilegio de devorar en un sueño.
Te veo, veo tu cuello, tus manos.
Tus pestañas.
Tus dedos delgados fundiéndose con uno como río infinito.
Te veo, pero nada de esto lo recordarás, pues los ciervos 

colmaron el paisaje de sábanas, y olvidaste.
Nada queda ya de esos tiempos previos al tiempo, sólo una delgada hebra
se desliza
cada vez
que miro
tu orgasmo.
(Te veo: estás detrás de tu cuerpo)

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