Caduceo
Definitivamente no tenemos los seres de este plano el poder para manejar las fuerzas de la destrucción y la construcción que nos han planteado como reglas del juego, reglas de fe, reglas para mantener un equilibrio que no conozco. Si no soy yo es otro el que baja por la serpiente negra, verdad?
Resultan que es muy cierto aquello del relato del poder infinito del intelecto humano, una pretensión que ha llevado al mundo a extremo de generar dolor y sufrimiento. Asumo la hipótesis de un historiador holandés, Johan Huizinga, que en su obra “Homo Ludens” plantea que el juego, y sus reglas, son parte de la forma que tienen los hombres para desplegar el poder, donde “la cultura misma ofrece un carácter de juego”…
ResponderEliminarAsí podemos entender que esa reglas a la que ud. se refiere tienen mucho de juego, serio y muchas veces destructor o constructor, pero juego al fin y al cabo…
Sí, incluso el mito, como narración, es una instancia lúdica de aprendizaje, de ahí mi miedo al Caduceo, al juego infinito en que no tenemos los dados marcados, ni las cartas contadas. Todo es como una mala noche de casino, querido, una mala noche de casino.
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