- Quien me trajo a este mundo sin duda sabe dóndeme arrojará después. Nada ni nadie puede cambiar su decisión. Bebamos, jovenzuelo.¿Para qué he de esforzarme en variar lo invariable?
- Cielo, infierno, esperanzas, temores...¡Bah! Que traigan de beber. Una cosa es cierta: que la vida va pasando, y el resto vaciedad es. La flor marchita nunca florecerá de nuevo.
Cuando nazca de nuevo, Maestro Khayyam, no olvidaré tus palabras. Gracias a aquél que me trajo a la mente el bálsamo del Oriente.
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