jueves, 11 de marzo de 2010

Careful whit bullshitters (...when the bullshitter is yourself)


Esto es algo que se me hace difícil.
Mis niveles de credulidad juegan en contra, y esto parece más un pésimo partido de fútbol de tercera división que un duelo de ajedrez con Kasparov, porque al desenmascarar al traidor descubrí que soy yo.
Me he descubierto en el autoengaño, en la maestra jugada del autogol, me abro de piernas ante mí misma y permito violarme la inocencia. Genero caminos amarillos que tristemente acaban en la mitad (aunque por otro lado es un logro de Fortuna que vengan a quitarme el velo previo a la camisa de fuerza). Trato de ser Agripina (la menor, claro...) y acabo siendo una Casandra acallada por los hechos.
Ya no Atena, ya no Calíope, ya no Agripina. El destino me depara los ojos alucinados y el vaticinio sólo para lo otros, ni siquiera puedo otorgarme un augurio aciago, sólo sombras.
Mientras, se oye un tango, las placas tectónicas se acomodan y tengo una pena de bandoneón pegada a la espalda.

En apariencia, todo igual, me dirás, todo igual, e intento cuidar el caudal de palabras, me doy cuenta que soy una asquerosa creyente de Ícaro, la postmodernidad me come los talones.

¡En apariencia! Ja, la realidad es una apariencia que no me explico.

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