lunes, 29 de marzo de 2010

Mi ser se espesa.


Pasa el tiempo y me digo que, definitivamente, S. tenía razón. Quién te inviste, qué te convierte, qué produce la transformación del ser en artista sino uno mismo?



Camino por los pasillos, la academia me produce una repulsión equivalente a la de un cuerpo descompuesto. Mientras más se llena el espacio de conocimiento teórico, me sumo en el aislamiento. No soy capaz de hablar. Definitivamente S. tenía razón: mientras más se aprende, menos se sabe.

Tengo 28 años. Es el año 2010. Llevo 10 años intentando hacer-algo-de-mí y veo que mi mente se resiste. Hace unos cuatro años que dejé de creer en mi capacidad de hacer. Entretanto, mi ser se espesa. Quijano hace, Quijote es (y deshace). El revuelo mental me produce caer en la academia, Quijano se revuelve, intenta reconstruir lo que se desmorona de a poco. Y para qué reconstruir si la única forma de ser poeta es serlo, y la única forma de escribir intenso es ser intenso primero. Mi ser se espesa, duele tanto...

Pero otra cosa es el miedo:

Es un castillo que aumenta exponencialmente sus habitaciones.

Yo habito en casi todas, aunque nadie nunca me invitó a pasar. El castillo se monta en una de pronto, y las paredes, el crujir de dientes, el grito ahogado se monta en una de pronto, sin embargo, me ven tranquila, silenciosa (Es que le pasa a la Otraquesuna. La toman forzosamente del cuello -los patrones agresivos se repiten- la dejan colgando, duele... mi ser se espesa).







De momento, sigo al borde, negándome los hechos, las piernas cruzadas y el final cercano, pero ajenoajenoajeno...

No hay comentarios:

Publicar un comentario