En cierto punto, ocurre que no hay nada mejor que devolver al mundo que el pútrido cúmulo de heces que uno carga en el intestino. No es caridad ni venganza. Es lo que existe, lo que está disponible; los regalos a veces vienen envueltos en papel de baño y llegan cuando menos lo esperas, eso sí lo concedo.
Me pregunto cuántos Cristos dejaron de ser en esta constante diáspora de intentos divinos, cuántos están en proceso de deconstrucción del plan multiversal, cuántos son hembras lisiadas por el sistema patriarcal y cuántos unos bellos travestis moviendo las caderas en San Antonio. Esto sólo es contemplando el modelo sintagmático de los hechos históricos, pero qué pasa si invertimos el eje y tomamos la posibilidad de la simultaneidad en diversos planos de realidad?
Pero hablábamos de caca, sí, del producto cultural y no preternatural. Levi Strauss no fue un Cristo, pero creó una bella metáfora de la creación humana.
La verdad es que Yo a Ti no te conozco, lector...esa es la puta verdad.
miércoles, 15 de junio de 2016
Yoatinoteconozco
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