Angelitos negros cuelgan del cielo raso.
No existe la palabra.
A veces, en la voluptuosa rigidez de una ventana,
se estrella la conciencia
adhiriéndose a la luz.
No existe la palabra.
A veces, en la voluptuosa rigidez de una ventana,
se estrella la conciencia
adhiriéndose a la luz.
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