A estas alturas, lo único que me relaja es el porno.
Y no es deformación profesional; me saco los zancos que me dan la apariencia de yegua sin yunta (con candado chino) y abandono el personaje.
Me dejo la peluca si no hace calor, porque me gusta el pelito largo, me acuerda a la mamita Sonia, tan buena ella...nos llevaba pan amasado como a las 4 am y nos cobraba la mitad no más. Ella vendía al ladito de la Posta Central y tenía una trenza larga y gruesa que daba gusto verla. Nosotras -duras y todo- la besuqueábamos entera a la pobre vieja, le pedíamos que rezara a la Virgen de Los Rayos y ella juntaba sus pesos y se iba rezando mientras el cielo se iba poniendo menos negro que la falda de la Nicole esa vez, te acordai, Chinita? La falda toda rota brillaba y chocaba contra los faros de los autos; yo me encontré un pedazo medio sanguinolento y me lo llevé a la casa después de todo lo que pasó.
Me senté a escuchar la radio de Carabineros a ver si decían algo...no te riai, China culiá, si es verdad. Después, tipo 7, llegó la pat'e choclo toda chorriá de rimel. Lloró, vomitó la caja de vino que se había servido con otras tontas y me juró que la Nicole no había sido, que la Nicole no había sido, que la Nicole no había sido.
Se durmió en mis brazos.
Yo suspiré.
Prendí la tele
Puse un CD de porno y en la medida que las penetraciones anales y/o vaginales iban apareciendo, me iba calmando, sabí? Encontré el Maestro Interior que decía la Nicole. Pronto los movimientos de los cuerpos abandonaron el sentido original y simplemente eran masas acoplando sus formas a otras. No, no me masturbé encima de la pat'e choclo, China, puta, que soi desubicá, oh...
viernes, 22 de abril de 2016
Falda de cuerina II
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