miércoles, 6 de abril de 2016

Tentada.

Los lobos me llaman.
Tú no los escuchas,
pero sus fauces
Sus fauces
Sus fauces
me invocan con lúbrico aullido.
Los lobos construyen cepos
Juegan el juego del cazador,
pero el ajedrez de los hombres
no conoce
el movimiento de la manada

la ética pura del mordisco
la estética de la herida perfecta

que eleva un manifiesto
para arrancarle los ojos
dulcemente
y sin prisas
al petirrojo que vive entre mis piernas.

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