viernes, 11 de diciembre de 2020

Canto I o La visión del abismo

 Los trapos salvan las puertas.

Cuando el puritanismo se asentó
en los autos y en las casas
el puritanismo del horror, me refiero,
una soga de agua invisible
de esas que estrangularon almas
Y reventaron los cráneos
Y precipitaron a lamer
el camino salado del
                 propio sudor
Una soga
                como
                        rotura
   O como metros de tela mojada
                       en las gargantas
   como putrefacta escalera
   hacia las fauces de una potestad,
   se alzó
   para dominar cuerpos
   y estrellarlos eróticamente
   en pequeños muros
   de espanto
   -replicados en las retinas de los niños
   en la sonrisa brutal
   de los espejos
   en las teclas
   el silencio
   y los dedos-
   sin otro sentido
   que decorar el alma
   con los muslos de la muerte.

  Ah, pero ya aparece el viento
  que arrasa los mundos
  y expulsa los pájaros
  ya aparecerán los brazos de los dioses.
  Veo una explanada blanca
  dunas de pieles afiebradas
  transformadas en granos de arena
  en pequeñas partículas de sonido
  que salen de mi boca
  y son mi nueva lengua:
   emerge un animal bravío.
  
  Nadie se acerca a los límites de los templos.

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